jueves, 11 de noviembre de 2010

Cliente: Gintonic de Beefeater (III)



Llega oliendo a frío. Se sienta en la barra y me pide mirándome a los ojos, esperando una explicación. Yo le sirvo nerviosa, sabiendo que me marché de su cama en la madrugada y de puntillas. Al fin y al cabo quedamos en que no era nada serio.

Me vuelvo y le digo a la jefa que me vuelvo al almacén. Evito, como siempre cualquier enfrentamiento. Salgo de allí tres cuartos de hora después y sigue apostillado en la barra. "Mierda" pienso interiormente. Menos mal que va llegando gente, poco a poco y yo me mantengo ocupada. Hasta que me pide la tercera ronda. Sonaba "over my head" de the Fray en el bar, y me observaba tras las pestañas negras como el carbón.

- Me gustaría saber si tienes parentesco con las serpientes.

Mi cara se contrae en una mueca mitad perplejidad, mitad asco.

- Estás siendo muy escurridiza...

Se me escapa una risa sardónica. Posiblemente podría cazar a cualquier chica, no por el físico, aunque no está mal, si no por la labia.

- Me dura tu olor en la almohada, y aunque me jode decirlo, hasta ahora, es el único perfume que no me molesta que siga ahí a día de hoy.

Caigo como una quinceañera. Así que le sugiero:

- Si quieres, esta noche lo refrescamos...