lunes, 4 de marzo de 2013

Cliente: A veces hay que cambiar el sabor.





Si la vida fuese fácil no seríamos tan felices cuando somos felices. Si fuese fácil las tristezas no pegarían tan adentro. Hoy bebo güisqui, el color amarillento cubre el fondo del vaso y reflexiono sobre lo que dejé atrás y lo que me queda por delante.

Buscaré la felicidad fuera de las barras del bar. Aunque me cueste mi alma. 

Como dice Quique, trucos fáciles para días duros.

sábado, 29 de diciembre de 2012

Cliente: White label con coca cola



Busca en los bolsillos calderilla que meter en la máquina tragaperras. Si no se hubiese prohibido fumar en los locales posiblemente tendría un lucky entre los labios medio caído y arrugaría el entrecejo porque el humo se le metería en los ojos. Es de güisqui en vaso de tubo con dos hielos y sin pajita. Barba de una semana y el pelo algo largo, tiene ese aspecto desaliñado que tienen los que no tienen nada que perder. De esos que escuchan a Sabina y a Loquillo. De esos que no tienen miedo a follar fuerte y a hacer el amor suave. De esos que nunca prometen quererte de por vida. De esos que desaparecen cuando ya estás tan enganchada a sus besos como él a la nicotina. De esos que te hacen sentir mujer, niña y adolescente. De esos que suelen tener la palabra exacta de desaliento.

Lo peor, que yo soy de ésas que se dejarían arrastrar por él. Él que es de esos.


domingo, 16 de septiembre de 2012

Camarero: Brugal con CocaCola

Hoy mi jefa viene con una sorpresa debajo del brazo. Brugal con CocaCola es un chico normal, ventimuypocos, moreno, ni alto ni bajo, ni gordo ni delgado. Sus ojos marrones brillan con la malicia del que esconde algo. Hoy va a ver lío, por eso está aquí. Al principio es muy agradable, y con el paso de las horas detrás de la barra se suceden los encontronazos. Si estoy sirviendo cervezas me roza la cintura, y me quita las cañas porque "ya que las estás poniendo, necesito éstas. Sigue echando". Tenemos sed y nos preparamos un par de cubatas mientras el calor del bar sube por mis pies hacia arriba mientas me soba el culo disimuladamente. Yo apoyo las manos en la mesa, mientras me tiemblan las rodillas. La siguiente vez que me toca estoy en la caja registradora cobrando y él se acerca sigilosamente y me respira en el cuello, cerca de la oreja. La gente va bajando, son las 6 de la mañana y mi jefa me dice que me acerque hasta el almacén a coger un barril. Acto seguido le dice a Brugal con CocaCola que me acompañe.

No me da tiempo casi ni a entrar. Sin encender la luz ni siquiera se ha apoderado de mi boca y aparta mis bragas debajo de mi falda para introducirme un par de sus dedos. Gimo al sentir la irrupción en mi cuerpo por sorpresa. Me dejo hacer. Con lo cachonda que llevaba toda la noche no tardo más de dos minutos en contraerme contra su mano.

Volvemos con el barril.

Hemos quedado para mañana.

lunes, 21 de mayo de 2012

Cliente: Loch Castle con Coca Cola


Lleva cuatro copas con esta. No ha despegado los ojos de los hielos que flotan en su vaso. Bebe despacio, con largos tragos pero con grandes intervalos entre uno y otro, como si quisiese ahogarse cada vez que se acerca la bebida a los labios. Estamos apunto de cerrar, y se lo digo. Me doy la vuelta para empezar a recoger pero ella me lanza una pregunta.
— ¿Tienes novio? — me dice al tiempo que me mira a los ojos. Unos ojos marrones tristes.
— No. — Digo yo sin más y me pongo a sacar la última carga del lavavajillas.
— ¿Y alguna vez has estado enamorada del chico correcto?
A mi se me escapa una sonrisa ladina. "Chico correcto"; por supuesto que no, yo era más de esquivarlos, así que niego con la cabeza.
— Pues yo tengo al chico perfecto como novio. Pero me follo al chico malo. — y da otro trago a la copa antes de continuar.— Hace tiempo que estoy con él, y es el tío al que quieres querer; al que debes querer e incluso al que quieres. Pero un día alguien te mira, alguien que no es perfecto, si no todo lo contrario. Problemático, chulo, irreverente... Pasa de todo. Y te sientes atraída por ese aura de chico duro. Y te conquista. Y cada vez que echas un polvo con él es tan jodidamente genial... Un puro chute de adrenalina. Mientras que con tu novio, el de siempre es... hacer el amor. 
— Da la impresión de que tienes que escoger. — Aventuro yo desde mi posición, detrás de la barra.
— No tiene porqué. Sólo debo asegurarme de que no se conozcan. De tener la boca callada del chico malo.
Apura de un trago lo que le queda de cubata, se levanta y se va en dirección a la puerta con pasos no muy seguros. 
Mientras acabo de recoger me pregunto si es posible querer a dos personas a la vez. O si de querer a una sola, eres capaz de tener sexo con otra. ¿Implica el amor hacia alguien el nulo sentimiento sexual por otro alguien?


Desde luego ella parece que lo tiene claro.

jueves, 12 de abril de 2012

Canción: Moriría por vos.

Como Nicolas Cage en Leaving las Vegas
Veo caer la nieve en la hierba,
Un Robinson en una isla desierta
Como Nicolas Cage en Leaving las Vegas
Soy el invierno contra tu primavera,
Un Dorian Gray sin pasado ni patria ni bandera
Será tu voz, será el licor,
Serán las luces de esta habitación
Será el poder de una canción,
Pero esta noche moriría por vos

Como Nicolas Cage en Leaving las Vegas
No tengo planes más allá de esta cena,
Es un misterio hacia dónde la noche nos lleva
Como Nicolas Cage en Leaving las Vegas
Vamos, mi niño, a perder la cabeza
Como si fuera nuestro último día en la Tierra
Será tu voz, será el licor
Serán las luces de esta habitación
Será que suena Marquee Moon
Pero esta noche moriría por vos
Será el champagne, será el color de tus ojos verdes
De ciencia ficción

La ultima cena para los dos
Pero esta noche moriría por vos
Será tu voz, será el licor,
Serán las luces de esta habitación
Será el poder de una canción,
Pero esta noche moriría por vos
Será el champagne, será el color de tus ojos verdes
De ciencia ficción

La ultima cena para los dos
Pero esta noche moriría por vos

domingo, 8 de abril de 2012

Cliente: Absolut con limón


Ayer llegué a casa después de un sábado bastante normal, pero de una forma extraña algo había cambiado. Fue al abrir la puerta cuando me sacudió de principio a fin la soledad de una casa vacía. Lo peor de todo es que nunca me había molestado hasta ese pequeño instante en el que tiré las llaves a su cuenco y me descalcé. No había nada que me hiciese querer estar allí. Con las mismas me puse unos zapatos de tacón rojos y salí a la calle. No sabía lo que buscaba, ni siquiera si quería encontrar algo.
Entré en un after y en contra de mi bebida habitual pedí un Cardhu, solo, con un par de hielos. El camarero me miró y me lo sirvió rápido.

— ¿Una mala noche? 
— No más de lo habitual. — Respondí encogiéndome de hombros.
El tenía unos ojos preciosos de color gris. El chico que deseas que te espere en casa, pero por la manera que su compañera me miraba desde el otro extremo de la barra no sabía si arriesgar la pregunta. Al final mi juicio decidió que no era el instante preciso para acabar revolcada en cama ajena. No cuando tenía las lágrimas tan cerca de salir hoy. 

Quizá no era tan mala idea dejarse acunar por la soledad. Al fin y al cabo todos estamos solos.

Por cierto, recordadme que deje de hablar de mi. Últimamente estoy monopolizando ésto.

martes, 27 de diciembre de 2011

Cliente: Absolut con limón

Suena de nuevo Quique González en el reproductor, y es que estas navidades tienen ese aire melancólico que no tenían antes. Eso las hace más bonitas, y a la vez menos brillantes, por lo menos que la purpurina de las bolas del mini árbol de navidad que hay en la esquina de la barra, intentando pero sin conseguir ese toque festivo que se merecen estos días. Lejos de disgustarme, adoro estas fechas. Hay jaleo, lo que mantiene ocupada mi cabeza, y las manos. Así no me da tiempo a pensar que es lo que me falta, o lo que me sobra. Otro año más el gordo de navidad se reduce a J&B con Cocacola, con sus comentarios subidos de tono sobre lo que necesito o dejo de necesitar, por lo que me ciño a pedir salud, como me decía mi madre. Queda a mi espalda otro año más de copas rotas, de vidas cruzadas, de sonrisas mayoritariamente finjidas, de lágrimas al borde del lagrimal. De días sin nadie con quien contar. Aún así, de todos modos, no podré quejarme porque nadie escuchará. Buscaré infinitas formas de escapar de la mediocridad, y si no lo consigo, si no lo consigo, moriré lentamente. Como cada persona en este mundo que se ahoga en las copas que sirvo y anhelan un día sin su alma pútrida de cosas que jamás dirán en alto. ¿Veis? Ya no sé ni lo que escribo.