lunes, 4 de marzo de 2013

Cliente: A veces hay que cambiar el sabor.





Si la vida fuese fácil no seríamos tan felices cuando somos felices. Si fuese fácil las tristezas no pegarían tan adentro. Hoy bebo güisqui, el color amarillento cubre el fondo del vaso y reflexiono sobre lo que dejé atrás y lo que me queda por delante.

Buscaré la felicidad fuera de las barras del bar. Aunque me cueste mi alma. 

Como dice Quique, trucos fáciles para días duros.

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