lunes, 21 de mayo de 2012

Cliente: Loch Castle con Coca Cola


Lleva cuatro copas con esta. No ha despegado los ojos de los hielos que flotan en su vaso. Bebe despacio, con largos tragos pero con grandes intervalos entre uno y otro, como si quisiese ahogarse cada vez que se acerca la bebida a los labios. Estamos apunto de cerrar, y se lo digo. Me doy la vuelta para empezar a recoger pero ella me lanza una pregunta.
— ¿Tienes novio? — me dice al tiempo que me mira a los ojos. Unos ojos marrones tristes.
— No. — Digo yo sin más y me pongo a sacar la última carga del lavavajillas.
— ¿Y alguna vez has estado enamorada del chico correcto?
A mi se me escapa una sonrisa ladina. "Chico correcto"; por supuesto que no, yo era más de esquivarlos, así que niego con la cabeza.
— Pues yo tengo al chico perfecto como novio. Pero me follo al chico malo. — y da otro trago a la copa antes de continuar.— Hace tiempo que estoy con él, y es el tío al que quieres querer; al que debes querer e incluso al que quieres. Pero un día alguien te mira, alguien que no es perfecto, si no todo lo contrario. Problemático, chulo, irreverente... Pasa de todo. Y te sientes atraída por ese aura de chico duro. Y te conquista. Y cada vez que echas un polvo con él es tan jodidamente genial... Un puro chute de adrenalina. Mientras que con tu novio, el de siempre es... hacer el amor. 
— Da la impresión de que tienes que escoger. — Aventuro yo desde mi posición, detrás de la barra.
— No tiene porqué. Sólo debo asegurarme de que no se conozcan. De tener la boca callada del chico malo.
Apura de un trago lo que le queda de cubata, se levanta y se va en dirección a la puerta con pasos no muy seguros. 
Mientras acabo de recoger me pregunto si es posible querer a dos personas a la vez. O si de querer a una sola, eres capaz de tener sexo con otra. ¿Implica el amor hacia alguien el nulo sentimiento sexual por otro alguien?


Desde luego ella parece que lo tiene claro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario