domingo, 20 de junio de 2010

Cliente: Arehucas con naranja.


- Me jodió la vida - Me dice ella medio ebria.

Yo la miro, a medias con pena, a medias con compasión. Es su historia, es la historia de otras tantas.

- Bueno, hay más peces en el mar ¿no? - digo yo, por decir algo.

- Ya lo sé. Pero el caso es que no atino a comprender cómo le dejé entrar en mis bragas.

Yo sonrío irónica.

- Pues por la misma razón que todas. Te creíste sus mentiras. Te convenció porque sabía que ibas a resistirte y cuando logró que le dieras el corazón por completo y le susurraste "te quiero" al oído, él había obtenido todo lo que quería. Es un coleccionista de corazones.

Ella me mira sospechosa. Al final, mueve la cabeza negativamente mientras chasquea la lengua. Se la ve abatida, afectada.

- Tú también le conoces. No debería sorprenderme. Eres guapa. No al uso. Pero tienes ese tipo de belleza salvaje, entre rizos despeinados, y francamente tus tetas... son geniales. Pero sinceramente, pensé que eras más lista.

- Ya ves, ése es mi talón de Aquiles. No puedo resistirme a un culo bonito. Y él lo tiene.

Las dos rompemos a reir.

- ¿Cuánto hace que no le ves? - Me pregunta neutral.

- Gracias a Calíope demasiado. Casi le había olvidado. Hasta que pasasteis por el bar hace como dos semanas. Puedo decir - y le doy un trago a mi cocacola - que es el mejor polvo de mi vida.

- Lo corroboro.

- Ya ves, tiene facilidades para meterse en las bragas de cualquiera que él elija...

- Brindo por el sexo.

Y levantamos los vasos a la vez.

Chin chin.

1 comentario:

  1. ¡Esa clienta es canaria, pidiendo Arehucas! xDD

    Por cierto, a ese tipo creo que lo conozco yo también, jajaja.

    Saludos,

    Lana Drown.

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