jueves, 25 de febrero de 2010

Cliente: Rioja crianza 2006


Viste borsalino, gris oscuro, al igual que los recuerdos que me cuenta entre tapa de patatas ali-oli y copa de vino bueno, y "es que el vino corriente me repite". Se adivinan penas y se dibujan alegrías en su rostro arrugado supongo, por una juventud marcada por el dolor y el trabajo demasiado temprano en aquel niño que fue una vez. Enamorado de la vida confeso (por lo menos a mi, su camarera preferida) me da consejos tras la barra de madera.

- Chiquilla, deberías estudiar, dedicarte a algo que no te estropee. Eres joven ya tendrás tiempo de trabajar. - me dice mientras mueve la cabeza negativamente.

- ¿Y quien me va a pagar los estudios si no trabajo yo? Además, ahora es cuando puedo con todo - le contesto mientras coloco las jarras de cerveza recién sacadas del lavavajillas.

- En mi época trabajabamos porque no había otra cosa, pero tu tienes más oportunidades. Yo te pago la carrera. - Me dice serio y dando un golpe seco en la barra.

Me echo a reír con una sonora carcajada. Le miro profundo. Me recuerda al abuelo que nunca tuve. Me despierta la ternura y me da por pensar que el estar solo a ciertas edades tiene que ser horrible.

- Con el poco tiempo que me queda y después de haber visto lo que vi, pasar todo lo que pasé, lo único que te puedo decir es que aproveches cada segundo, chiquilla. Cada respiración que das, es una menos.


Y yo le juro que no estoy dispuesta a perderme nada.

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